El Anres retoma los entrenos tras dos años en blanco

El espíritu del airball

Ser del CB Anres se entrena. Solo así se puede entender que en el primer entreno en dos años acuda la plantilla sin balones, que los dos primeros tiros no toquen aro y que rebajáramos los 3×3 a tres canastas porque, ojo, no metíamos. 

Dos años después y casi por error, el CB Anres organizó un entrenamiento. Casi el mismo tiempo que este blog lleva acumulando telarañas virtuales. Y, pese a eso, este equipo estuvo el año pasado a una canasta de subir a Primera División, lo que dice mucho -y mal- del nivel de la liga. El club nos abrió las puertas a echar un rato antes del inicio de la competición, que arranca este domingo en el IFNI ante el Club Baloncesto Los Palacios.

Fiel a su espíritu dantesco, el entrenamiento empezó… sin balón. Nando prometió traer un balón y no vinieron ninguno de los dos. El club tampoco tenía esférico. Algunos ya pensaban ya en entrenar el brazo levantando cervezas en la barra del bar, cuando Moye cayó que tenía un balón en el maletero del coche.

Después, en un recoveco del club hallamos otro esférico abombado que nos sirvió para calentar, aunque no sabemos para qué. Manolín estrenó la ronda de tiros y fue al vacío. Kiwi lo imitó y Luis estuvo a punto de hacer el hat trick. En otra época, ese airball habría costado 20 céntimos. Una norma que hemos retirado a la vista que a muchos de nosotros nos iba a suponer la ruina económica.

Tras ello tocó un 3×3 al que metiera primero cinco canastas, que luego se rebajó a tres a la vista de los porcentajes de tiro. En los siete asistentes se vio la nueva filosofía del CB Anres: lo más carca del distrito, liderado por elementos como Manolín, Marcos, Moye e Iñaki, con la juventud pinturesca que pisa fuerte, con tres exServet: Kiwi y Luis, que ya se unieron a la tropa anresista la pasada campaña, y Alberto, el fichaje de esta temporada que nos aportará mejores prestaciones en el tiro exterior.

Se echó un buen rato, con algunas jugadas para grabar -y otras para borrar-, pero sirvió para verse las caras. Tras hora y pico de basket, tocó visitar la barra del club para ponernos al día.