En esta ocasión, la crónica carecerá de toques humorísticos tintados de ironía, ya que el tercer capitán del equipo, sí, hay hasta cuatro capitanes y un elemento no identificado pero que el CEO lo cataloga de ‘enlace’, no pudo ver el partido al completo, así que le toca al que se supone tiene un título colgado en la pared que dice ‘Periodismo’ pero que sin embargo ahora mismo sólo le sirve para hacer cónicas esporádicas en un equipo de
IMD.
Me ha parecido un buen momento para usar una IA, ya que llevar al papel y hacer una crónica de un partido de balonmano baloncesto que ha quedado 32-26 no me parecía lo suficientemente serio para perder mi tiempo. Da hasta vergüenza.
En una noche donde las canastas parecían tener un campo magnético anti-balones, los de Split y el extinto Santa Ana (ahora B&B) jugaron un partido de baloncesto que dejó a los aficionados preguntándose si alguien había cambiado las reglas sin avisar. El marcador final de 32-26 podría sugerir una lucha épica, pero la verdad es que ambos equipos lucharon más contra la gravedad que entre ellos.
El choque comenzó con una emocionante competencia de quién podía lanzar la pelota más lejos de la canasta, una táctica innovadora que dejó a los espectadores preguntándose si estaban presenciando un partido de baloncesto o una competencia de lanzamiento de peso. Pueden preguntarle a Popi, que usó de ficha el bonobús de Tussam, previniendo querer largarse pronto de aquel lugar.
El jugador estrella de la noche, Dani Abello, se destacó por su habilidad única para esquivar al rival y romper el partido. En un momento, parecía que estaba jugando de verdad con la pelota, y logró encestar cinco puntos (un MVP con 5 puntos…) recibiendo una ovación irónica de la multitud.
Los dos equipos, aparentemente decididos a desafiar la lógica del juego, se esforzaron por encontrar la forma más creativa de no anotar puntos. Los intentos de driblar parecían más bien una danza caótica entre jugadores que se empeñaban en tropezar entre ellos y perder la pelota en los lugares más inverosímiles. Cuentan las lenguas más diabólicas de Sevilla que los de Split habían perdido más balones que puntos anotados desde que empezó el
año.
Mientras tanto, Dani Abello, el héroe inadvertido de la noche, logró robar la pelota tantas veces que algunos se preguntaban si tenía un contrato secreto para hacer que la pelota se adhiriera a sus manos. Su triple fue aclamado como una obra maestra de la improvisación. Igual que la técnica sacada al otro equipo. Técnica que rompió el partido. Al final del día, con un marcador que podría haber sido confundido con el resultado de un partido de balonmano, los jugadores y los aficionados abandonaron el pabellón con una sonrisa irónica. Después de todo, ¿quién necesita puntos cuando puedes tener una noche llena de caídas cómicas, lanzamientos extravagantes y un héroe improbable llamado Dani Abello?
Queda cómo anécdota final la estratagema del coach para juntar a todos sus jugadores en el bar, apropiándose de todos los documentos nacionales de identidad, forzando a los jugadores a ir a recogerlos al postpartido. Gracias a ello se pudo tomar una instantánea histórica, en la que aparece Juanma15, cerveza en mano, cuando la luna ya era la dueña y señora del cielo de Sevilla.
Carlos J. Álvarez