El legado de siete

Se supone que tengo que escribir una crónica profunda del partido de ayer contra Unkinako, pero como ahora me veo obligado a redactar el día después del partido no voy a hacerlo.

Sin Gisasola (al que deseo una rápida y gratificante recuperación) fuimos 7 soldados al Palacio de Deportes de Usansolo a disputar una batalla amistosa.

Supimos sacar adelante un partido complicado y hacer frente al marcador en la adversidad (8-2, 27-19, 48-42). Y aunque a mis rodillas les duela confesarlo, cuando mejor defendimos es cuando mejor jugamos. Cuando más corrimos es cuando más anotamos; bendita relatividad.

A pesar de las buenas sensaciones, también hay que mirar nuestras facetas miserables. Sin coger rebotes y fallando alrededor de 20 tiros libres por partido nos va a costar un mundo llevar a Hilario donde se merece.

Y bueno, como se supone que tengo que anunciar un fichaje, que mejor día para presentároslo que el 30.