Carta del “Presi” sin cargo

Tras más de dos años, el proyecto que formamos con intención de crear un equipo de baloncesto joven, independiente de cualquier club, parece que ha llegado a un final anticipado. Quizás, ojalá, esto sea más bien una pausa.

 

Me presento, soy Iker Prieto, el mal llamado “presidente” por los más de 22 jugadores que han formado parte de este corto proyecto. Escribo esta carta para explicar como se ha dado la inevitable caída de esta ilusionante aventura que comenzó en octubre del ya lejano 2016.

Me gustaría remontarnos al origen de esta idea porque es pieza angular para entender lo que este proyecto ha significado o al menos lo que trataba de significar.

 

¿Qué teníamos en común los 15 jugadores que formamos el equipo de la temporada 2017-18? Nos encantaba el baloncesto y teníamos la ilusión de aquellos que juegan su primer partido oficial. Y ese era expresamente el motivo para crear un equipo que no tuviera que rendir cuentas a ningún club, un equipo joven, de chavales, que querían entrenar, jugar y sobre todo pasárselo bien jugando. En aquel momento nadie pensaba en competir, ganar no era una prioridad, aunque todos habíamos jugado a cierto nivel en categorías inferiores, partíamos con el hándicap de no tener casi experiencia en categoría senior, mucho tiempo sin jugar de la mayoría de integrantes, sin entrenador a plena disposición con nosotros, etc. Mirándolo ahora esta lista de inconvenientes parece un mundo, pero en ese momento estábamos tan motivados e ilusionados por volver a jugar y sentirnos dueños de nuestro destino que estos problemas ni existían. Realmente ganar no era el objetivo. A medio plazo esto sería el mayor detonante de la caída del proyecto.

 

Lo más difícil de manejar un grupo de 15 chavales, sin una figura con autoridad que lo regule, es gestionar las motivaciones e ilusiones de cada persona. Me he dejado cuerpo y alma escuchando a todas los integrantes del equipo porque era consciente de los problemas que podría causar esto. Aún así no pude evitarlos y al de cuatro meses de empezar la primera temporada comenzaron los conflictos de motivaciones. La ilusión inicial que nos unía muchísimo al principio empezó a diluirse en algunos jugadores, viéndose que para algunos ganar y competir codo con codo con cualquier equipo sí que era algo necesario para sentirse a gusto en nuestro querido Forjas. Durante el primer año este problema se pudo sobrellevar en mayor o menor medida pero ya nos adelantaba que sería un gran problema de cara a la planificación del segundo año.

Y efectivamente así fue. La situación se puso fea y la voy a exponer claramente. El equipo de aquella temporada lo formamos 15 jugadores, unidos por una ilusión y por el amor al baloncesto, pero en cuanto a nivel de juego y experiencia éramos muy diferentes. Lo cual no tendría que haber sido un problema si desde el principio se hubiese mantenido el objetivo de pasarlo bien, sin importar los resultados. Pero, meses después de desvanecerse el efecto de la ilusión inicial, el grupo de jugadores de mayor nivel y experiencia jugando empezó a comprender que por su naturaleza no podían disfrutar del baloncesto si no era compitiendo en cada partido. Esto detonó en la siguiente situación en mayo: aproximadamente 5 jugadores lo dejaron muy claro, si el equipo de la siguiente temporada no tenía más nivel ellos no seguirían. Pero, en el otro lado, estaba la otra, y tan o más importante parte del grupo, que efectivamente no tenían tanto nivel como los otros jugadores pero sí que habían demostrado tener más ganas que nadie y una cultura del esfuerzo impecable.

Y en medio de toda esta situación, el “presidente”. Situación más que jodida y comprometida. Quería premiar el esfuerzo y las ganas de disfrutar del baloncesto porque efectivamente ese era el verdadero espíritu del proyecto… Pero si lo hacía nos quedábamos 6-7 jugadores para la temporada 2018-19, lo cual como todos entenderéis era inviable tanto deportiva como económicamente. En cambio, la otra opción era mucho más viable porque fuera había 4 jugadores interesados en sumarse al proyecto si se formaba un equipo competitivo. Efectivamente cuadraban las cuentas, nos quedábamos en el equipo 10 jugadores del primer año e incorporabamos 4 jugadores nuevos para formar la plantilla de 14 jugadores para la segunda temporada.

No os podéis hacer a la idea de lo duro que fue para mí hablar con las mismas personas a las que invité e ilusioné para que se unieran al proyecto para decirles un año después que para garantizar la continuidad del club un año más debían quedarse fuera del equipo. Volviendo atrás no sé si volvería a tomar esta decisión.

 

Verano de 2018. Planificamos formar un equipo competitivo para aspirar a estar arriba, la motivación ya no era jugar, era ganar y eso… Es un arma muy poderosa. Configuramos sin mucho problema una plantilla de nivel, baja de estatura pero joven y fuerte para poder correr y ahogar a cualquier equipo. Solo nos faltaba una cosa, un entrenador. Y lo teníamos, os juro que lo teníamos, Luismi García estaba encantado de unirse a nosotros y ayudarnos pero en el último momento La Salle le impidió entrenarnos ya que el club tenía un equipo en el mismo grupo que nosotros. Se jodió, otra vez teníamos que jugar sin entrenador.

Y volvió a ocurrir. Nuevamente notamos la ausencia de una figura con autoridad que gestionase un vestuario tan joven y hormonado. Pocas semanas hicieron falta para que surgieran los primeros roces y piques. Pronto empezaron las ausencias no justificadas y empezamos a ir menos a los partidos. Game over. Como la motivación y el motivo de ese equipo era ganar y eso no se cumplía, empezó la frustración, los reproches, malos compartimientos… Además de las lesiones, jodidas lesiones. En definitiva, nos pasamos los últimos meses de la temporada celebrando cuando íbamos siete o más jugadores a un partido, ese era el panorama. No obstante no había duda de que ese equipo talento y nivel tenía, así lo demostraban los resultados, que pese a ir menos de siete jugadores a los partidos, todos los resultados eran ajustados, decantándose finalmente en derrota por nuestra inexperiencia y ausencia de cabeza en los momentos finales.

 

Verano 2019. Después de la desilusión de esta temporada, sinceramente yo no tenía intención ni ganas de volver a hacer el esfuerzo del verano anterior para formar equipo para la tercera temporada. Pero, animado por la ilusión del grupo, lo hicimos. La clave era evidente: conseguir entrenador o go home.

Pues otra vez, lo conseguimos. Teníamos apalabrado a Jose Manuel, un entrenador joven pero con carácter e ilusionado con dirigir un proyecto como el nuestro. Estaba todo atado, solo faltaba el sí de tres jugadores que los dábamos por aceptados pero finalmente se decidieron por otras alternativas. Nos jodió muchísimo esto, no nos lo esperábamos, y más sabiendo que esto supondría dejarnos sin margen de maniobra y dejar a 10 jugadores sin la posibilidad de disfrutar de otro año de baloncesto. Sigo sin entenderlo, pero lo he asimilado. En ese momento lo sentía así: punto y final del proyecto.

 

Me he tomado estas semanas de desconexión y tras este tiempo valoro mucho más lo que ha supuesto esta idea de chavales. Me quedo con la ilusión del principio y sobre toda con la esencia por la que nació, amor por un deporte y ganas de compartir cancha entre amigos.

A día de hoy ya no creo que esto sea el final del proyecto, la idea era sensacional y cojones, lo sigue siendo. El problema es que para funcionar requiere que las personas que lo forman sepan remar todas en la misma dirección y sean lo suficientemente maduras como para asumir que deben ser responsables y conocer que sus decisiones y comportamiento afectan a todo el equipo. Quizás el problema no haya sido el Forjas, ha sido el momento en el que nos hemos metido en este proyecto. Por todos estos motivos termino esta carta deseando que esto no sea el final del proyecto..

 

EL PROYECTO ESTÁ EN PAUSA.

 

PD: No descarto publicar alguna entrada más explicando con más detalle episodios de lo vivido en estos casi tres años. Por último, doy las gracias a todos los que habéis formado parte directa o indirectamente del Forjas.